Hidratación en verano: ¿Cuánta agua debemos tomar?
En épocas de altas temperaturas es fundamental mantener una correcta hidratación. Conocé las claves para entender cuáles son las necesidades de tu cuerpo y garantizar un verano bien hidratado.
Por Alan Joshua Esains (*)
La llegada del verano nos trae consigo olas de calor que desafían nuestra capacidad de mantenernos hidratados, así, la pregunta sobre cuánta agua debemos tomar por día se escucha cada vez más, en consulta, pero también en cualquier charla entre amigos o conocidos. Sin embargo, la respuesta no es única ni universal.
Las necesidades de agua (hídricas) varían en función de factores como la edad, el sexo biológico, si la persona está gestando o en periodo de lactancia, la temperatura, y el nivel de actividad física, entre otros. Esto hace que las recomendaciones generales sean solo un punto de partida y no un mandato inflexible.
Los ocho vasos al día
Seguramente hayas escuchado que hay que beber ocho vasos de agua al día, equivalentes a dos litros aproximadamente. Aunque esta es una recomendación ampliamente difundida, es importante contextualizarla. Este consejo responde a una guía poblacional que no necesariamente refleja las necesidades individuales. Por ello, debemos tomarlo como lo que es: un promedio que puede servir a una gran parte de la población, pero que no reemplaza una evaluación personal.
Si se busca conocer de forma más precisa el requerimiento hídrico, existen recursos científicos confiables, como las tablas de la National Academy of Medicine (NAM, ex IOM) de los Estados Unidos o bien, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Estas instituciones ofrecen pautas detalladas basadas en evidencia.
¡Ojo! Los requerimientos no se cubren tomando solo agua
Un aspecto fundamental que se suele pasar por alto en la recomendación de los ocho vasos de agua al día es que el requerimiento hídrico puede cubrirse con más que solo agua pura. Infusiones, caldos, jugos y alimentos con alto contenido de agua, como frutas y verduras, también contribuyen significativamente. Sandía, melón, pepino, tomates y sopas frías son aliados clave, especialmente en climas cálidos.
Además, es importante prestar atención a las señales del cuerpo. La sed es un indicador tardío de deshidratación, por lo que es crucial establecer un hábito de consumo regular de líquidos, particularmente en niños, adultos mayores, atletas y personas con enfermedades crónicas, quienes tienen un mayor riesgo de deshidratarse.
Evaluación personalizada
Cada persona tiene necesidades únicas, y aquí es donde entra en juego el rol del profesional de la nutrición. Este, en primer lugar, debe determinar si la hidratación es un problema prioritario que intervenir en consulta. En caso de que sí lo sea, deberá diseñar un esquema adaptado a las particularidades de la persona, considerando tanto sus requerimientos fisiológicos como su rutina diaria.
Por ejemplo, un atleta que entrena al aire libre necesitará pautas diferentes a las de una persona con un estilo de vida sedentario que trascurre la mayor parte del día en sentado en un ambiente climatizado.
Conclusión
La hidratación es un pilar fundamental para el bienestar, especialmente en verano, al aumentar las necesidades hídricas. Para cubrir el requerimiento hídrico, la recomendación de 8 vasos al día de agua potable puede ser útil, aunque puede no estar necesariamente adaptada a tus necesidades particulares. Además, los niños, adultos mayores, atletas y personas con enfermedades crónicas tienen un mayor riesgo de deshidratarse. Por último, si tenés dudas, un licenciado/a en nutrición es tu mejor aliado para evaluar y optimizar tu hidratación, en verano o por qué no en cualquier momento del año.
(*) Alan Joshua Esains. Licenciado en Nutrición (MP 5913), matriculado en el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.